Convertir las uvas en vino es un proceso que se divide en tres etapas generales: prefermentación, fermentatición y postfermentación. Más específicamente, encontraríamos las operaciones mecánicas del tratamiento de las uvas, la corrección de los mostos, el encubado, la separación del vino y, finalmente, las fermentaciones finales.
Vino Blanco
El primer mosto que obtenemos dejando escurrir ligeramente nuestras uvas, lo usamos para fermentar a muy baja temperatura por lo que muy lentamente se va transformando el mosto en vino y así mantenemos todos los aromas característicos. Cuando la fermentación ha finalizado, con sumo esmero se deja reposar en nuestra bodega para que de forma natural vayan precipitando todas las impurezas, una vez que el vino obtiene una limpidez perfecta y duradera en el tiempo está apto para ser embotellado y posteriormente salir al mercado.
Vino Rosado
Para obtener nuestros rosado seleccionamos uvas tintas. Dejando unas pocas horas de contacto del mosto con las pieles, hollejos, obtenemos el color deseado para estos. Tras “sangrar”, extraemos la parte líquida de los depósitos. Éstos vinos se elaboran de forma similar a los blancos para priorizar el mantenimiento de aromas y darle ligereza y frescor a los vinos.
Vino Tinto
Nada más entrar las uvas tintas en nuestras instalaciones separamos las bayas del raspón, parte verde que mantiene unida los granos de uva en el racimo. Los frutos aún enteros se introducen cuidadosamente en depósitos donde comienza la maceración, para que las sustancias encargadas de dar color y aromas, entre otras muchas características pasen de la piel al mosto.
Al poco tiempo de estar las bayas en los depósitos comienza la fermentación alcohólica, proceso por el cual el azúcar de la uva se transforma en alcohol y otras muchas sustancias que van a conformar un líquido armonioso y muy agradable para nuestros sentidos, el vino. Tras esta fermentación alcohólica vamos a separar el líquido de las partes sólidas haciendo un suave escurrido. Posteriormente mantenemos en reposo el vino para que se produzca otra fermentación en la que se va a consumir el ácido málico para resultar un vino más agradable y estable en el tiempo.
Vino Espumoso
Los vinos espumosos tienen en común un alto contenido de gas carbónico, que se obtiene de manera natural mediante una segunda fermentación.
Los vinos que no lleven envejecimiento en barricas se procederá de forma parecida a los blancos y rosados para su posterior embotellado.